miércoles, 17 de marzo de 2010

Competencia Social y Ciudadana

El concepto de competencia se introduce para dar respuesta a una necesidad de la sociedad: que los niños y adolescentes tengan capacidad para afrontar con posibilidades de éxito sus proyectos personales, es decir, que adquieran los recursos que son necesarios para resolver los problemas de la vida real con el mayor nivel de autonomía posible.
Vivimos en una sociedad competitiva, en la que tenemos que preparar a nuestros hijos para lograr sus objetivos vitales. Los nuevos paradigmas educativos nos hablan de una “vida buena”, que significa a un tiempo tener calidad de vida y hacer una contribución positiva a la sociedad. Dentro de esta teoría ha surgido el concepto de “competencia”, que es la capacidad de responder a las demandas de la situación real en que nos encontramos. Un trabajador eficiente tiene que hacer bien su trabajo, un buen ciudadano tiene que saber convivir en democracia. Parecen unos términos muy pragmáticos, pero tienen, como nuestro modelo de recursos, un carácter ético. Queremos que nuestros hijos triunfen y para esto debemos prepararles bien. Queremos también que contribuyan a mejorar la sociedad con un modo de vida valioso.
La ley de educación actual ha introducido desde el año 2005 las ocho competencias básicas que debe tener todo alumno al finalizar su educación obligatoria a los 16 años: serán todo un conjunto de destrezas para responder a los desafíos de una vida en nuestra sociedad, que está llena de oportunidades pero también de problemas. La competencia social y ciudadana es una de ellas: es el aprendizaje de la convivencia, que comienza en la familia y se prolonga en la escuela hasta llegar a conformar una ciudadanía responsable, que es parte de la felicidad social. En el libro “Competencia social y ciudadana” (Marina y Bernabeu, Alianza Editorial, 2007) explicamos cuales son los recursos que un niño y un adolescente necesita ir adquiriendo para llegar a convivir bien. Ya que estamos tratando de una competencia transversal, son recursos muy similares a los que hemos definido para la Universidad de Padres. Se puede tener carencias en matemáticas o en lenguaje, pero tenerlas en la capacidad de convivir suele ser desastroso, como nos demuestra la experiencia de cada día. Por eso esta es una competencia que debe reunir y definir el alcance ético de todas las demás.
Vamos a explicar brevemente cuales son los factores que harán a un alumno competente en la convivencia social y ciudadana:

1) Los alumnos, en la escuela y en sus casas, tienen que ser conscientes de que vivimos en una red de interdependencias, que estamos socialmente vinculados a los demás.

2) Deben adquirir también una autonomía responsable, que comienza por el aprendizaje de los deberes y se va extendiendo hacia la elección de una personalidad propia.

3) Es necesario que aprendan a comunicarse bien, que comprendan a los demás y sepan ponerse en su lugar, que sean tolerantes, capaces de reconocer y respetar las diferencias.

4) Es esencial que sepan cooperar y colaborar, por lo que los alumnos deben entrenarse en el trabajo en equipo.

5) Tenemos que aprender a resolver conflictos de manera inteligente, mediando, buscando las soluciones que convienen a todos.

6) Debemos enseñar a los jovenes sentimientos prosociales: a ser altruistas, solidarios, compasivos, a ayudar a los demás.

7) Deben aprender el respeto a todo lo valioso, ser capaces de distinguir lo mejor de lo peor, de preferirlo y de lograrlo.

8) Tienen que aprender conductas de participación en una sociedad democrática, que se aprenden tanto en la familia como en la escuela y en la comunidad local en que tiene lugar el desarrollo del niño y del adolescente.

Fuente: http://www.universidaddepadres.es/index.php?option=com_content&view=article&id=407:competencia-social-y-ciudadana&catid=124:06tribusociedad&Itemid=336