Ante una posible sintomatología de TDAH, acudiremos al diagnóstico pronunciado por expertos (un gabinete de tipo psicopedagógico y atención neurológica). El trastorno no es fácil de medir, ya que la conducta no suele ser inusual en niños de la misma edad. La edad crítica puede situarse entre los 5 y siete años, que es cuando la conducta aparece desajustada entre el comportamiento exigido y el realizado.
El diagnóstico consiste en una valoración rigurosa de los distintos contextos (colegio, hogar, etc) y recopilando información de todas las personas que tratan con el niño (padres, profesores...). No existen pruebas específicas que realicen una valoración al 100%; así pues, habrá que recopilar los datos a través de diferentes sistemas recaudatorios y, basándonos en las comparativas e incidencias comportamentales, emitir un juicio de valor.
Causas:
- Teoría de resonancia magnética: explica un mal funcionamiento en regiones cerebrales (prefrontal, cerebelo y ganglios de la base), zonas relacionadas con respuestas automáticas (impulsividad).
Las diferencias temperamentales entre un recién nacido con TDAH y otros niños podría tener su origen en niveles bioquímicos del sistema nervioso. Así pues, existiría un desequilibrio entre los neurotransmisores, que explicaría las dificultades que el niño tiene para centrar su atención y mantenerla, así como la impulsividad.
Recientemente, los investigadores del Instituto Nacional de Salud Mental han observado que hay una disminución importante en la actividad metabólica en las regiones cerebrales que controlan la atención, el juicio en situaciones sociales y el movimiento en personas con TDAH.
- Estudios socioambientales: han probado el agravamiento de los síntomas, pero no la causa.
Otras teorías sugieren que el tabaco, el alcohol y los fármacos utilizados durante el embarazo o la exposición a las toxinas en el medio ambiente, el plomo por ejemplo, pueden causar TDAH. - Parece existir, además, una base genética para el trastorno, que demuestra una tendencia en algunas familias.
Pronóstico
Pronóstico variable en función de la gravedad.
El 8 0% de los niños/as lo seguirá padeciendo TDAH en la adolescencia y entre el 30-65% en la edad adulta.
Las Conductas agresivas y/o desafiantes se mantienen entre el 20 y el 60% de los casos.
El 20% evoluciona de manera positiva.
En el 20% el síndrome persistirá severamente.